lunes, agosto 29, 2005

Cecilia Varela

viernes, agosto 26, 2005

Retroceder Nunca, Rendirse Jamás

Sobre Ampere de Juan Incardona.

por Obelix.

Jael y Roque, nuestros héroes-limados, nos muestran la ciudad, matan con armas rústicas, se drogan, se enamoran, se enternecen con un estudiante que viaja en subte y en fin, me tienen agarrado. Ampere está lleno de imágenes, me hace acordar a varias películas no-parecidas-entre-sí.

Jael y Roque navegan un mundo atestado de gente vacía. Ellos mismos a veces parecen vacíos. Pero qué importa? Ellos avanzan y nadie los puede detener. Me gustaría salir a clavar destornilladores con estos lijas!

"Che, ciudadana, teneme ésta, le dice Roque, y le pega una trompada en el estómago. Ahh, se empieza a lamentar la pandora. Rápidamente me agarra un extranjero y sin dudar le hago un consputo en los ojos y después la agarro del cuello y empiezo a ahorcarla hasta que se pone blanca; el irroro le manaba la fiebre y el apud se llenaba de baba. Pará, me dice Roque, no tan rápido. Entonces le suelto el cuello. La vieja empezó a toser y se agachaba por el dolor, los pasajeros seguían leyendo el diario o pensando sus cosas, Titino hacía sus tareas".

El relato es potente. Aparecen palabras raras y no molestan, ni siquiera me dan ganas de buscarlas en el diccionario. Las palabras raras están ahí, forman acordes y todo es melódico. Ampere tiene música.

Por favor, Incardona, muchacho, un empeño mayor y escriba más aprisa. Quiero ver las bodas de oro de Jael-Chica Gótica y a Roque ayudando a un ciego a cruzar la avenida.
Atte.

domingo, agosto 21, 2005

RESCATES: “Bailando en este mundo gastado”, de Martín Llambí.

por Marina Kogan
Este título parece de viejo que va a librería vieja y rescata un libro viejo para recomendar a un público desconocido y probablemente inexistente. Pero no. Si hay algo que me parece potencial-productivo de este nuevo foro-blog de el interpretador es la posibilidad de sacarle el polvo a los números anteriores y rescatar aquellas cosas que más nos gustaron. Así porque sí, sin demasiada pretensión de crítica literaria, más cerca de una reunión entre amigos donde nos preguntamos si vimos tal o cuál película, o qué libro estamos leyendo y qué nos recomiendan leer.

Hoy, por mi parte, le toca a “Bailando en este mundo gastado”, el diario de Martín Llambí, que comienza en el número 9 (diciembre 2004) y finaliza en el número 15 (junio 2005).
Los círculos son pequeños y con el tiempo el mapa se arma, ya sabemos quién es quién, amigo de otro quién y hasta quizá lo vemos por ahí en algún evento literario.
Por suerte, yo comencé la lectura con cierta ingenuidad que permitió un auténtico placer que obligó, por ejemplo, a algunos de mi entorno a escuchar en voz alta las actualizaciones del diario de Llambí que yo imprimía en el trabajo para hacer más amena la lectura. Iba de un lado a otro con las hojitas de todos los meses, las acumulaba, quería más.
Tendría que argumentar algo, hacer una recomendación solvente (ayy la crítica literaria), pero no sé… Ahora releo un poco para escribir este post y pienso en la emoción que logra el relato sin hablar de emociones. Mirada despojada, sucesos de la vida cotidiana que podrían ser los de cualquiera.
Quizá, pienso ahora, ¿algo de morbo?, ¿reality show literario?. Pero pienso también, que esa fórmula podría ser muy poco interesante. En “Bailando…” encuentro la sensibilidad en el hecho cotidiano. La mirada extraordinaria de las cosas ordinarias que tiene cualquiera de nuestras vidas. No sé qué más decir… muchas veces, sino todas, el placer es inexplicable y como todo lo inexplicable, pierde su sentido en cualquier intento de explicación.

“Una vez leí, creo que era una frase de Salinger, que a veces uno termina un libro y tiene ganas de llamar al autor, de ser su amigo, y que eso significa que ese libro es bueno. Fue exactamente lo que me pasó con la escultura y los dos cuadros que había en lo de mis alumnos-hermanos, y eso que de pintura no entiendo un pomo”.

Fue exactamente lo que me pasó con el diario de Martín Llambí, “Bailando en este mundo gastado”.

viernes, agosto 19, 2005

el interpretador

Porque me gusta.

por Ines de Mendonca

Sin teoría que pueda dar cuenta acabada del por qué del gusto, digo: "esto me gusta".
Y después se dirá por ahí que estudié una carrera entera y recorrí dos millones de páginas para aprender a disfrazar esa palabra "gusta" con justificaciones muy serias y muy ceñudas.
Y puede ser.


Pero qué va.
A mí la poesía de
Carla Sagulo me gusta. Así como suena. Y aunque pudiese "justificarlo" con aditamentos lingüísticos, nomás quiero resaltar que hoy encontré en un poema suyo la explicación a un sentimiento mío, y que eso es sencillamente gustoso. Y quería contagiárselos.

Carla Sagulo, El vino de la casa (selección), el interpretador, número 15
http://www.elinterpretador.net/15CarlaSagulo-ElVinoDeLaCasa--Presentacion-SebastianHernaiz.htm

Dejar un hábito

El pasado es un hábito del presente.
Es hoy
un cuarto cerrado
un sombrero
una corbata
objetos que persisten.